miércoles, 3 de septiembre de 2014

Transmite confianza

A las personas se las evalúa no por lo que dicen sino por lo que realmente hacen, por cómo se comportan. La confianza se da cuando hay una coincidencia entre lo que se dice y lo que se hace. Si el pensamiento, las ideas y la conducta de la persona coinciden se genera confianza y se considera que la persona es integra.

La confianza es la creencia que una persona tiene en otra de qué en unas circunstancias determinadas se comportará de una forma determinada. Esta creencia nos viene determinada bien por una experiencia propia o por referencias de otros.

Las relaciones profesionales se basan mucho en la confianza mutua en el sentido de qué el qué contrata confía en el profesional para realizar el trabajo y el profesional confía que cobrará al final del mismo. Por tanto, de ahí la necesidad de generar elementos de credibilidad y confiabilidad sobre los que articular nuestra confianza como profesionales.

La finalidad de crear y mantener un halo de confianza es múltiple por diversas circunstancias:

  • Nos dota de credibilidad.

  • Nos sirve de presentación.

  • Ayuda a que nos contraten.

  • Nos da continuidad.

  • Crea vínculos emocionales.

La confianza se gana en pequeñas dosis. No solemos depositar confianza en la primera persona que conocemos. Necesitamos un tiempo para que la persona demuestre que merece nuestra confianza y que merece que establezcamos una relación personal o profesional.

Cuando conocemos a una persona tratamos de averiguar cosas de la misma. Esta averiguación la hacemos por diferentes vías:
  • Preguntamos a nuestro entorno próximo si la conocen y han tenido relaciones con la misma. 
  • Le podemos pedir que nos de referencias de sus clientes y podemos acudir a preguntar directamente a alguno de ellos. 
  • Si es un nuevo emprendedor que todavía no tiene clientes, le podemos pedir que nos permita preguntar en alguno de sus anteriores trabajos. 
  • Observamos si tiene una página web o un blog. Los escritos dejan mucho del pensamiento y de la personalidad de una persona. 
  • Si ha realizado publicaciones de artículos o tiene libros escritos o participa en algún medio de comunicación, acudimos a los mismos con la misma intención: informarnos sobre el posible comportamiento de la persona. 
La finalidad de todo esto es conocer a la persona y fundamentalmente si tiene coherencia en su comportamiento. Si con la rectitud y coherencia del comportamiento se ha ganado una credibilidad, la podríamos asumir en espera de que su comportamiento sea similar y por lo tanto los resultados también.

Cuando tengas colaboradores,  genera confianza de ellos hacia ti. La confianza que les generes les provocara seguridad. Ello hace que las personas se comprometan de una forma más decidida en el trabajo y sientan una mayor satisfacción en el. Es un gran apoyo para los colaboradores o empleados poder tener un superior en el que confiar en cualquier circunstancia. Saben que hay alguien que se preocupa por ellos y al que pueden acudir en buscar de orientación y ayuda. Es tremendamente negativo crear climas de desconfianza entre los colaboradores y el superior. Genera en los colaboradores estados de ansiedad y estrés. No saben a qué atenerse. Se provoca una corrosión del carácter.

La confianza se gana en pequeñas dosis, pero se pierde de forma rápida. Defraudar a un cliente con actos y comportamientos contrarios a los que se esperan, es grave. Generamos sentimientos de engaño que provocan un rechazo automático de la persona. No solo habremos perdido un cliente, sino que este puede empezar a comunicar aspectos negativos de nosotros,  lo que  nos pondría en dificultades en nuestra vida profesional.


Una cosa a tener en cuenta es que no podemos pretender generar confianza en todas las personas. Al igual que no le caemos bien a todo el mundo, tampoco vamos a provocar confianza en todo el mundo. Habrá personas a las que lo que decimos, lo que hacemos y como lo hacemos no les guste. No trataremos de cambiarlas, no lo conseguiremos. Admitamos que no podemos tener la confianza de todo el mundo y busquemos por otro lado. De igual manera, por nuestra parte no es bueno confiar en todo el mundo Tomemos nuestras precauciones. Aseguremos las ganancias de nuestro trabajo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Emprender solo o acompañado.

Es un pequeño dilema determinar qué es mejor, si crear una actividad emprendedora con otros o hacerlo tú solo. No hay reglas definitivas sobre esto y sí bastantes opiniones al respecto, en ocasiones contradictorias. 


Emprender Solo.

Si la actividad que emprendes está muy ligada a tu persona, a tus capacidades, habilidades e incluso pretendes darte a conocer a través de tu valía personal, entonces lo mejor es que lo intentes tu solo. La razón se apoya en lo siguiente:

  • La oferta de servicio la constituyen tus conocimientos. Estos, junto con las destrezas que apliques son el principal instrumento para generar ingresos. La fuerza de la actividad que emprendes reside en ti y tú eres el principal activo.

  • La confianza la generas tú directamente tal como te presentas, con lo que dices y como lo haces. Los posibles clientes contratarán tus servicios en función de la confianza que hayas sido capaz de generarles. Ven tu persona y no ven otra cosa. Poco les importa lo que haya detrás. Les habrás ganado o perdido en función de tu propio comportamiento.

  • En un tipo de actividad muy personal. La infraestructura que necesitas al inicio es mínima. Con un móvil, un PC conectado a la red y un lugar desde el que trabajar (que puede ser tu casa) puedes iniciar la actividad. En cuanto a los contactos personales con los clientes, los puedes visitar directamente en sus oficinas o quedar con ellos en la cafetería de algún hotel cómodo y confortable. Ni mucho menos es necesario que te visiten a ti.


Emprender Acompañado.

El principio básico para buscar un socio en la actividad emprendedora es el de la complementariedad. Encontrar en el otro los conocimientos y habilidades que ti te faltan y así realizar una suma de capacidades con las que configurar una oferta de servicios.

Esto lleva a la separación clara y determinante de actividades. Cuando en la actividad de emprender concurren en su inicio dos o más personas, es necesario que desde el principio quede claro quién hace qué. El peor error que se puede cometer es que todos estén en todo. ya que así las cosas no avanzan, los esfuerzos se dispersan y las fortalezas de cada uno no se ven aplicadas y ni recompensadas.

El equipo inicial de emprendedores deberá prestar atención a una serie de aspectos:

  • No hacer dispendios inútiles. Hay que cuidar temas como los gastos del local. Tal vez con un local más modesto es suficiente; o incluso trabajar desde casa con una red interconectada.

  • No cargarse en exceso de personal que no aporte nada significativo a la actividad principal. Es recomendable contratar una persona que pueda hacer diferentes actividades a la vez como facturar, contactar citas con clientes y al tiempo hacer de administrativo.

  • Centrarse en la actividad principal. El equipo inicial de emprendedores deberá centrar todo su esfuerzo en las actividades que aportan valor y que son la principal razón de haber creado la razón social. Aquellas otras actividades, en especial las burocráticas, es aconsejable que las externalices.

  • Sopesar si interesa crear una razón social o actuar bajo una marca, manteniendo los socios su condición de autónomos. Esta es una alternativa que se debe estudiar, en especial cuando no se esperan de inicio importantes ingresos y menos de forma regular.